Miguel Vigil nace y crece, poco, en Madrid. Tras comprobar que no le gusta estudiar ni trabajar, decide hacerse artista. Duda entre hacerse actor, humorista, cantante, guitarrista, compositor, escritor… y al final, decide ser un poco de todo. Él mismo afirma que no sabe si es polifacético o disperso.
Empezó como actor por pura casualidad. Viendo que el trabajo de músico le dejaba mucho tiempo libre, decidió invertir parte de ese tiempo en algo que no había hecho nunca: ganar dinero. Se equivocó de nuevo, pero descubrió otra faceta artística que le entusiasmaba.
Comenzó haciendo pequeñas colaboraciones en cortometrajes de gente conocida, conocida por él, naturalmente. Y fiel a sus principios, ha seguido haciendo pequeñas colaboraciones desde entonces.
Académica Palanca nace en 1989, por pura necesidad. Me explico: Miguel Vigil, Antonio Sánchez y Javier Batanero eran cantautores, y pretendían hacer un espectáculo más que un recital de canciones. Se unieron con la idea de hacer humor a través de la música. Escogieron un nombre extraño, que les proporcionó don Miguel de Unamuno:
Salamanca, Salamanca,
renaciente maravilla,
académica palanca
de mi visión de Castilla
Los tres tenían un pasado que intentaron ocultar sin éxito:
Su primera actuación fue en Octubre de 1989, en el mítico local de copas de la movida madrileña Elígeme, en el barrio de Malasaña. Tras un periodo de ajustes y consolidación de repertorio, consiguieron aumentar exponencialmente su público, logrando metas impensables, como llenar los lunes y martes la cafetería del teatro María Guerrero, hoy convertida en sala Princesa. A una de esas actuaciones acudió Chicho Ibáñez Serrador y les fichó para una nueva temporada del concurso Un, dos, tres… responda otra vez. A partir de ahí sus bolos y sus ingresos se multiplicaron a la enésima potencia.
Diez años después, siendo ya más ricos que Bill Gates, Javier Batanero decide marcharse del grupo y seguir su camino en solitario. Antonio y Miguel fichan en su lugar a Pirata. En 2003 Antonio Sánchez, aunque nunca dijo que quisiera cambiar de vida, se va al otro mundo. Miguel Vigil cumple los contratos firmados con la ayuda de Pirata y de un nuevo fichaje: Mariano 1.85. Fueron felices durante siete años, pero la crisis del 2008 hizo que el trabajo disminuyera de tal forma que entre un bolo y otro vieron crecer a los hijos, irse de beca Erasmus, y volver de Amsterdam diciendo que habían fumado marihuana. Mariano decide retirarse a una isla perdida y Miguel derrocha su inmensa fortuna en poner en escena las obras de teatro que escribe y en publicar sus libros de relatos.
Durante su periodo de apogeo, la crítica acusó a Académica Palanca de hacer humor inteligente, pero los miembros del grupo salieron absueltos por falta de pruebas. Tiempo después, Miguel confesó en el programa Las miserias de los millonarios: «La crítica tiene razón, es verdad que hacemos humor inteligente, pero no mucho, si fuera demasiado inteligente ni nosotros mismos lo entenderíamos».